2. Así, pues, supuesto el dominio de la República de Cartago en España, es verosímil que una de las costas que corrió el capitán Himaleón el año 445 antes de Jesucristo por la parte más septentrional de la Península, así como Hannón la de Africa, según refieren Garibay y Mariana (Garibay, libro V, cap.VI; Mariana, libro I, cap.XXI), sería la costa marítima de Guipúzcoa con sus mejores puertos, como el de Oeaso o San Sebastián, Pasajes y otros, no habiendo violencia en creerlo así por haberse dirigido aquella expedición naval a reconocer los surgideros de dichas costas y formar los diarios por escrito.Efectivamente se persuadió así el continuador de Florez.' Podemos creer tambien que cuando Asdrúbal, hermano de Aníbal, atravesó con su ejército por la costa más septentrional de España, año de 207 antes de Cristo, y pasó por los Pirineos á Francia, ocultando el itinerario de su derrota á Escipion, para incorporarse con el mismo Aníbal, y penetrar por los Alpes en Italia segun el testimonio de Apiano lib. de Bello Hispan., caminaria por este territorio de San Sebastian ú Oeaso, colocado sobre la referida costa, pues no habia pasaje más arrimado al Septentrion en todas las Españas que las riberas marítimas de Guipúzcoa. Todo esto se hace más persuasible, sabiendo que los bascones y cántabros se distinguieron tanto por su valor en la guerra de Anibal, como cantaba Silio Itálico cuando refiriendo las diversas naciones de que se componía el grande ejército del mismo Aníbal, decia así: Necnom totus adest Vesper, populique reposti. Cantaber ante omnes, hyemisque, æstusque, famisque, Invictus, palmanque ex omni ferre, labore; Cantaber ante alios, nec tectus tempora Vasco,2 omitiendo otros graves fundamentos que hay para asentir al dominio de los cartagineses en las Provincias Bascongadas, no siendo de poco peso el que ha ofrecido á los sábios la permanencia en Durango de-la estátua ó piedra que representa á un elefante, simbolo de los mismos cartagineses, de la cual hizo mencion Henao-Antigüedades de la Cantábria, lib. 1, cap. 30, habiendo sido este insigne monumento el que obligó á Florez, y tambien á su continuador, á tener por cierto el Imperio de Cartago en la Cantábria, entendido segun se debe entender.
3. Por lo que toca al dominio de los romanos en la Basconia, cuya primer época, despues de excluido el de los cartagineses, han querido establecer algunos en el Consulado de Lucio Lúculo, año 147 antes de Jesucristo, fundados en un lugar del epítome de Tito Livio sobre haber pacificado dicho Cónsul á los celtíberos, bascones, cántabros y otras naciones desconocidas, los hechos más ruidosos en que podemos considerar envueltos á los Oeasonenses. Entre aquellos cántabros, á quienes pidieron socorro en la guerra de Lucio Craso, como refiere Julio César lib. de Bello Gallico, los de Aquitania, sus comarcanos, se contaron principalmente los de Oeaso y pueblos limítrofes, no habiendo cántabros más inmediatos á los aquitanos y que con mayor brevedad les pudiesen suministrar tropas auxiliares, que los guipuzcoanos de esta comarca de San Sebastian, desde donde, lo mismo que sucede ahora, no habia más de tres leguas al Paso de las Galias y so bre ocho al rio Adour ó Aturo como le llama Ptolomeo en sus tablas; y es la ria de Bayona, principio de la Aquitania, del que hizo mencion nuestro poeta Lucano, cuando en el libro de la Farsalia, decia:
Tunc rura Nemossi
Qui tenet est ripas Aturi, qua littore curvo
Molliter admissum claudit Taberllicus æquor,
y tambien Ausonio en la Parentalia ó ascendencia de sus padres, 5.°, vers. II.
Tum profugum in terris per quas erumpit Aturrus
Tarbellique furor perstrepit Occeani.
Constando por el mismo Julio César, que los cántabros, cuyos so. corros solicitaron los de Aquitania, segun se ha visto, año de 51 antes de Cristo, eran los que habian ejercido la milicia, bajo las banderas del célebre Quinto Sertorio, de quien habian aprendido el arte de la guerra, segun la disciplina militar de los romanos,' no resulta poca gloria á los guipuzcoanos en haber seguido con los demás bascones la voz de aquel famoso caudillo, terror de los mismos romanos, á quien aun despues de su muerte conservaron la más heróica fidelidad, como lo atestiguan las ruinas de Calahorra, pueblo de los propios bascones, que dejó eternizada su memoria por el sufrimiento de los más horribles trabajos antes de abandonar el partido de Sertorio. Posteriormente se puede presumir que los Oeasonenses se adheririan lo mismo que los otros bascones al gran Pompeyo, cuyo Capitan Afranio con efecto se sabe haber juntado reclutas en los pueblos marítimos situados sobre el Océano Cantábrico como refiere Julio César, lib. I de Bello Civili, hasta que por fin todos los bascones vinieron á la obediencia del mismo Julio César, despues que enteramente fueron derrotados los pompeyanos en España y otros parajes del imperio.
4. Ninguna repugnancia hay tampoco en creer que siendo el puerto de Oeaso o San Sebastián de los mejores y más conocidos que hay en el Oceáno Cantábrico, entrarían en su concha o bahía y también en el canal de Pasajes las escuadras de los Romanos que solían surcar estos mares, como sucedió en la guerra de Cantabria según el testimonio de Paulo Orosio, quien asegura haber mandado Augusto César que desde el seno Aquitánico siguiendo estas costas se dirigiese una armada contra los Cántabros (1). Lo propio se puede presumir de otros armamentos navales que levantaron los romanos en el Occéano para las expediciones contra la Gran Bretaña, segun consta de Suetonio en la Vida de los Césares; á la verdad no ocurria estancia más segura para las arribadas en caso de tempestad, ni para invernar las escuadras que la de la playa de Pasajes, asi en el mar Cantábrico, como en el peligroso golfo Tarbélico y de la Aquitania.
5. Establecido entre los Bascones y Cántabros el imperio de los Romanos, cosa que no puede negar ningún hombre sensato después de tantas demostraciones como sobre ello se han hecho (1), asegurando Plinio que dichos Bascones iban por sus causas contenciosas y pleitos al convento jurídico o audiencia de Zaragoza, como eran los Pompelonenses, los Iturrisenses, hoy en día Baztanenses, según se infiere del "Itinerario de Antonino", en el camino desde Astorga hasta Burdeos, los Carenses, ahora Puente la Reina, los Ilumberitanos, al presente los de Lumbier, los Aracelitanos o Ugarte Araquil en opinión de Oyenart y Risco, los Cascantinos o de Cascante, los de Gracuris o Alfaro, correspondía que también acudiesen al mismo tribunal de Zaragoza los Oeasonesnse y los de otros pueblos más comarcanos a San Sebastián, pues los demás Guipuzcoanos de hacia Tolosa y Orio adelante, no comprendiéndose entre los Bascones sino en los Bárdulos y Caristos, iban al convento jurídico o audiencia de Clunia, según se colige del mismo Plinio, libro III, cap.III, porque es muy cierto que los Bascones, así como ocupaban mucho territorio por la parte de Nabarra extendiéndose desde el Pirineo hasta más allá del Ebro, pero por el lado de la costa marítima no les pertenecía más trecho poco más o menos que el que hay desde Fuenterrabía hasta el río Oria, como consta por las dimensiones de Ptolomeo y Plinio.
HISTORIA DE SAN SEBASTIÁN (CAMINO Y ORELLA)
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