martes, 26 de febrero de 2013

Breve descripción corográfica de San Sebastián - III

3.- Ni es menos agradable el aspecto que presenta lo interior de la ciudad en su figura cuadrilonga. Los edificios que hay dentro de los muros forman con varias direcciones hasta veintiuna calles, entre ellas algunas  bastante capaces y vistosamente empedradas de piedra sillar blanquizca. Todas dichas calles se iluminan de noche con faroles de reverbero lo mismo que los de Versalles y Burdeos, que se componen de tres o cuatro pabilos, según el número de bocacalles a donde dirigen el reflejo. Adornan a la ciudad dos plazas principales: la primera es la que llaman Plaza Vieja y lo es de Armas, en la cual se ejercita la tropa y hace sus maniobras. La Plaza Nueva, aunque no muy grande, pues de largo tiene ochenta y dos varas y de ancho cincuenta y ocho, es pulcra y de armoniosa simetría, siendo su figura cuadrilátera y perfecto paralelogramo. Sobresale en su lado occidental el soberbio edificio de la Casa Consistorial, la cual , sin embargo de no ser en lo exterior del más refinado gusto, por su prolijo laboreo, no deja de hacer gran golpe a la vista, rematando en un tímpano sobre el cual descansan dos corpulentas estatuas que representan la Justicia y la Prudencia con sus atributos, viniendo a reunirse allí dos balaustradas con jarrones que discurren desde los extremos más altos de la fachada. El escudo de armas de la ciudad colocado bajo las dos referidas estatuas,  es de bello mármol blanco, traído a mucha costa desde Génova. Aquí están las magníficas salas de la Ciudad y del Consulado, amueblada esta última exquisitamente con canapés de damasco y paredes embutidas de mármol artificial o estuco, para cuyo mayor ornato sólo faltan se colocasen algunas pinturas alusivas al comercio y navegación, principales ramos a que se extiende la inspección de aquel Cuerpo mercantil. La sala de la Ciudad, que tiene la misma extensión, está también adornada con mapas topográficos de su distrito, arañas de cristal y un gran dosel para el magistrado. Aquí entra también la pública armería para setecientos hombres que se pueden aprontar en un instante, e igualmente la pieza nueva del archivo, ejecutada a mucha costa para depósito de papeles y documentos de la ciudad. Así la Casa Consistorial como las de las otras tres aceras, están sustentadas sobre portales con grandes arcos y columnas áticas. En todo el cuadro, tienen vistosos balconajes, unos dorados, otros pintados, y es grata la sensación que hacen  a los ojos cuando se iluminan, formando con la aparición  de las luces una maravillosa perspectiva. Esta plaza, colocada en el centro de la ciudad, donde en lo antiguo estaban las calles de Amasorraín y Embeltrán, se erigió en el reinado de Felipe V, siguiendo la traza del célebre ingeniero Hércules Torrelli, de quien es también el frontispicio del monasterio de San Bartolomé, y subió su coste hasta 1.016.619 reales plata, sin entrar en cuenta la  Casa Consistorial, que asciende a más de cuarenta mil pesos. El motivo que ocasionó esta nueva construcción  fue por evitar desórdenes que ocurrían en la Plaza Vieja entre gente de guerra y paisanos en los públicos espectáculos, y también el de hallarse la antigua Casa Consistorial y la del Consulado en un paraje incómodo, cuales el vasto edificio que al presente ocupa la lonja de fierro y los almacenes de la Compañía de Filipinas.

HISTORIA DE SAN SEBASTIÁN (CAMINO Y ORELLA)

Breve descripción corográfica de San Sebastián - II

2. De esta manera, no distando entre sí más que un tiro largo de fusil los dos brazos de mar que bañan ambos muros del Oriente y Poniente, viene a reducirse el pueblo, juntamente con la montaña que le hace espaldas por la banda del Norte, a una perfecta península; y produce una perspectiva tan agradable a la vista de los que descienden del camino real de Hernani hacia el pueblo, que éste se presenta a los ojos y a la imaginación a manera de una ciudad flotante y como sostenida en equilibrio encima de las aguas del Oceáno. Una situación tan peregrina lisonjea sobremanera los sentidos de los que miran a la ciudad desde una mediana distancia, como sucedió al rey Felipe III, el cual monarca, cuando vino a San Sebastián el año 1615, quedó parado un rato luego que desde la colina en que está situado el monasterio de San Bartolomé, llamada entonces Pie de Corona, descubrió el casco de la población, según pondera Guadalajara en la "Historia Pontificia", y se detuvo considerando los halagüeños y los deliciosos alrededores que la circundan; y así nada es extraño que los viajeros hayan elogiado tanto lo alegre y risueño del sitio sobre que está colocado San Sebastián, como se ve en Moreri, Martinière y otros historiadores y geógrafos modernos, y aún por eso le grabaron en láminas los autores del "Itinerario de España y Portugal", impreso en Amsterdam en 1656. Contribuye a hermosear más y más esta magnífica perspectiva, la amenidad frondosa de sus inmediaciones, alternando éstas y recreando la vista con la maravillosa variedad  de tantos montes, sierras, collados y llanos, poblados de espesa multitud de plantas y árboles, que casi todo el año se mantienen verdes, llegando a alcanzar los ojos una distancia muy apacible y de muchas leguas.

Sobre todo, no hay imaginación, por fecunda que sea, la cual pueda figurarse, sin haber experimentado antes las admirables vistas que se logran desde el monte que está al Norte de la Ciudad y en cuya cumbre se halla asentado y dominante el Castillo de la Mota, pues no siendo sino de una mediana elevación, se presentan a los ojos, de un golpe, por una parte,la dilatada extensión del Mar Oceáno Cantábrico y seno Aquitánico, desde el cabo Machichaco hasta el cabo Bretón con sus costas; y por otra, toda la jurisdicción de la ciudad, que se reputa de seis a siete leguas, y desde donde se divisan hasta ochocientos o novecientos caseríos, con otros innumerables que pertenecen a los pueblos circunvecinos como Oyarzun, Renteria, Astigarraga, Usúrbil, Guetaria, Deva y de otros lugares marítimos, así de Guipúzcoa como de Bizcaya. Se alcanzan, en fin, desde aquella eminencia del Castillo, el principio de los Pirineos, llamado el monte Aya; diversas ramificaciones de las montañas de Francia, Nabarra y Bizcaya; la mayor parte de la provincia de Guipúzcoa y sus más encumbradas cordilleras, como el Hernio y Aralar, y por último un espacioso horizonte.

HISTORIA DE SAN SEBASTIÁN (CAMINO Y ORELLA)

miércoles, 20 de febrero de 2013

Breve descripción corográfica de San Sebastián - I

1. En aquella parte de la Cantabria a la cual los antiguos geógrafos romanos llamaron región de los Bascones, los autores del tiempo medio Lipúzcoa (1) y los modernos Guipúzcoa, se mira asentada la célebre población de San Sebastián, denominada también Oeaso, Idanusa, Izurun y Donostia, aun por algunos escritores que han sabido latinizar este último nombre (2), a los 15º y 35' de longitud y a los 48º y 24' de latitud, bajo un apacible clima. El sitio en que se halla fundado este pueblo es una vistosa planicie, que empezando a formarse por el Septentrión al pie de una montaña medianamente elevada, va discurriendo como tiro de cañón a mediodía hasta un paraje donde vuelve a remontarse el terreno con una dilatada colina, que conforme va penetrando e internándose hacia el mismo Mediodía, continúa en tomar mayores incrementos de altura y elevación. Por la parte oriental y occidental cierra dicha planicie el mar Oceáno Cantábrico, que metiendo sus soberbias aguas por dos bocas, forma en la segunda una capacísima bahía o concha, a manera de media luna, cuyas ondas vienen a batirse contra los muros de la ciudad y sus espaciosos arenales; y en la primera, una peligrosa barra, que recibe ansiosa en su profundo seno los cristalinos caudales del río Urumea, llamado así en idioma bascongado, o ya por los utilizados granos que se dice hallarse envueltos en sus arenas lo mismo que en las del Tajo, como asegura Garibay, o ya por lo delicado de sus aguas, el cual río, teniendo su origen en una de aquellas ramas de montes que se desgajan  y arrancan del Pirineo cerca de Arano y Goizueta y van derramándose en cordilleras por el reino de Nabarra y engrosándose con otros vertientes que se precipitan presurosos de diferentes cerros, viene a engolfarse en el piélago, casi pegante al lienzo oriental de la Zurriola, después de haber caminado majestuoso por espacio de algunas leguas y regado las frondosas riberas de Hernani, Astigarraga y Campo de Loyola, en dirección oblicua y tortuosa, y atravesando por bajo de los puentes de Ergobia y Santa Catalina, este último de doscientos venticuatro pasos de extensión (3).

HISTORIA DE SAN SEBASTIÁN (CAMINO Y ORELLA)

San Sebastián en la Historia



Llamose antiguamente Hizurum, que en la lengua euskara equivale a tres agujeros o entradas, que son las que tiene por el mar. Los antiguos la llamaron Easo, que es el nombre que puso Pomponio Mela en la región de Cantabria, y se muestra en el mapa viejo de Abran Ortelio, que con Ptolomeo le da este nombre de Easopolis. Es población antigua como se infiere de una escritura de donación que Don Sancho el Mayor, rey de Navarra hizo al monasterio de San Salvador de Leire en la era de 1052 (año 1014 del nacimiento de Cristo). En ella se hace mención del monasterio de San Sebastián el Antiguo con su parroquia, y de la villa de Hizurum con sus iglesias de Santa Maria y San Vicente que hoy existen. Ya en el siglo X en que estaba agregada a Navarra, era conocida esta ciudad con el nombre de San Sebastián, que tomó sin duda de la iglesia del Antiguo, en cuyo punto estaba la principal población. El nombre de Donostiya (Done-Ostiya), que aceptó después, y con el que se le conoce en vascuence, equivale sin duda a San Sebastián.
Don Sancho el VI, llamado el Sabio, dió a esta villa sus fueros, que fueron después confirmados por su sobrinoDon Alfonso VIII, rey de Castilla el año 1202. Los limites de jurisdicción de la villa concedidos en dicho fuero,(1150), comprendian desde Fuenterrabia hasta Oria, y desde Arrenga -que es el puntal de Pasages- hasta San Martin de Arano, en Navarra.
En 1200 habiendose unido Guipuzcoa a Castilla, el Rey Don Alfonso VIII tomó posesión de la fortaleza de San Sebastián , confirmando desde Burgos el fuero de su tío Don Sancho el Sabio y haciendolo extensivo a las villas de Fuenterrabia, Guetaria, Motrico y San Vicente de la Barquera, y más tarde también a las de Zarauz, Usurbil y Hernani.
El fuero de San Sebastián ha ido desde esta época enriqueciendose con nuevas mercedes y privilegios que los diversos reyes han ido concediendo en prueba de la lealtad y distinguidos servicios prestados por sus habitantes.
Desde el reinado de los Reyes Católicos, San Sebastián fue engrandeciéndose mas y mas y su historia nos es ya más conocida.
Así es como empieza don J. Manterola, a describirnos la historia de San Sebastián, en su Guia- manual geografico descriptivo de la Provincia de Guipuzcoa, en el año de 1871, y asi es como he querido yo hacer la introducción de esta sección de historia de San Sebastián, y en la que iremos progresivamente contando la historia de San Sebastián, citando con toda profusión de datos las referencias a las fuentes consultadas.
IZURUN