miércoles, 9 de julio de 2025

DON FERNANDO EL CATÓLICO Y DOÑA ISABEL ..... ; CARLOS V

 Estado de San Sebastian en los reinados de D. Fernando el Católico y D.a Isabel; D.a Juana, Felipe I y Cárlos V. Hazañas de sus vecinos en Galicia: sitios que sufrió la villa por las armas de Aman de La-Brit, y Cárlos Duque de Borbon: Desolacion suya por un incendio: Venida á ella de una Armada de Enrique VIII, y tambien de Cárlos V, y Francisco I en persona: Incontrastable lealtad suya en las Comunidades de Castilla, con otras particularidades históricas de aquella época.

1. Entramos ya en el reinado feliz de los Reyes Católicos D. Fernando y D.ª Isabel, desde cuya gloriosa época fué engrandeciéndose más la ciudad de San Sebastian, y acrisolándose cada dia con nuevos realces aquella lealtad que siempre habia manifestado á la Corona de Castilla, siendo tambien desde entónces mayores las gracias y privilegios con que remuneraban su fidelidad fos augustos monarcas, depositarios de la soberanía.

2. El año de 1475, y segundo de los mismos Reyes Católicos, cuando varios pueblos de Galicia se revelaron contra estos esclarecidos Principes, adhiriéndose al partido del Rey D. Alfonso de Portugal, quien pretendia casarse con su sobrina D.ª Juana la Beltraneja, por heredar los reinos de Castilla, escribió D. Fernando á la villa de San Sebastian aprontase el mayor número de navíos que fuese posible, para que, juntándose á los demás que salian de los puertos de Guipúzcoa, se encaminasen á las costas del mismo Galicia, para sujetar y traer á razon aquellas gentes rebeldes contra sus legítimos monarcas. Desempeñaron los de San Sebastian con ardiente celo tan grave comision, haciendo ostentacion de su valor y destreza en Vivero, Pontevedra y Bayona, y otras villas de aquel reino, y como asegura Garibay,' se apoderaron en el mismo puerto de Bayona, de una enorme pieza de artillería, que arrojaba balas de piedra de 174 libras, semejantes á las que veinte años atrás hicieron pedazos las inexpugnables murallas de Constantinopla, y á cuya irresistible violencia debió el gran Mahomet II la difícil conquista de aquella Capital del Imperio griego, como escribe Maimbour, sábio francés.3 Esta terrible máquina de artillería, cogida en Bayona, la trajeron á San Sebastian juntamente con un pasavolante que tiraba balas de 30 libras, sus vecinos, que se hallaron en aquella expedicion.

3. Habiendo el año de 1476 formado liga el Rey Luis XI de Francia y Alfonso V de Portugal entre si, vino á invadir la provincia de Guipúzcoa Aman, Señor de Labrit, con un ejército de 40.000 hombres, y despues de haber quemado la villa de Renteria, puso sitio á San Sebastian, á la que combatió durante algunos dias; pero desesperanzado de lograr el intento, y apoderarse de ella, por la bravura y coraje con que la defendieron sus vecinos, abandonó la empresa, pasando á sitiar la ciudad de Fuenterrabia, y no contentándose el valor de los de San Sebastian con solo haber rechazado desde sus muros al enemigo, socorrieron por mar con gente armada á la dicha Ciudad, de que resultó se retirase el ejército francés, volviendo á entrar en su reino y provincia de Labort, segun todo lo expresa el mismo Rey Católico en un privilegio de 1.º de Julio de 1508. Durante esta guerra con la Francia, agotó muchos caudales la Ciudad en forlificar de nuevo con torreones, almenas y baluartes, sus murallas y cerca antigua, como consta de una cédula de los mismos Reyes Católicos, expedida en Toledo å 20 de Febrero de 1477, permitiendo à la dicha ciudad se cargase cierta imposicion sobre carnes, hierros, acero, paños, pescado y otros gdneros para la continuacion de esta importante obra, pues habia recelos de que otra vez fuese acometida por las armas del Rey Cristiqntsimo, y á más de haber hecho esta gracia, despacharon otro privilegio en Madrid á 30 de Marzo del mismo año, donde expresan: «que acatando á los muchos, buenos y señalados servicios que la dicha villa de San Sebastian y vecinos de ella non han fecho é facen de cada dia, y los grandes robos, é males que por nuestro servicio han recibido, é las grandes costas y derribamientos de casas que han fecho, nuestra mrd. é voluntad es que hayan y tengan de nos este presente año de la data de esta nuestra carta é de aquí adelante en cada un año durante el tiempo de diez años 20.000 maravedises, etc.» y anteriormente habian confirmado todos sus privilegios, franquezas y libertades, hallándose los Reyes en Tordesillas.

4. En la casa solar de Berrozpe, de Andoain, se transigieron el año de 1479, las porfiadas discordias que en mucho tiempo habian agitado á las Repúblicas de San Sebastian y Tolosa, en razon á la vecindad de ciertos lugares situados entre ambos pueblos, y eran Andoain, Aduna y Alquiza, y se asentó tregua para ciento y un años, quedando convenido que se perdonasen un Concejo al otro todos los rencores y ódios pasados, y que en adelante fuesen buenos amigos, y se tratasen bien los unos á los otros, guardando el servicio de Dios, del Rey, de la Provincia, y el Cuaderno ú Ordenanzas de ella. Que se diesen favor los unos á los otros, asi en Juntas como en otras partes que acaeciesen en su justicia. Los apoderados para esta concordia fueron: de parte de San Sebastian Amador Ochoa de Olazabal, Alcalde de ella, у por parte de Tolosa Domenjon Gonzalez de Andia, vasallo del Rey Enrique IV, y Coronel de la gente de Guipúzcoa en el socorro que se dió á Eduardo VII, Rey de Inglaterra, en cuya remuneracion se le condecoró por aquel Príncipe con las insignias de la Orden militar de Jarretera, para si y para sus descendientes primogénitos.

5. Muchas veces habia sido fatal el elemento del fuego å San Sebastian, segun ántes se ha referido; pero no fué ménos atroz su voracidad en 28 de Enero de 1489, en que redujo á cenizas esta poblacion, empezando el incendio desde las casas de Miguel Juan de Aguirre Blancaflor en la calle de Santa María, por cuyo funesto fracaso mandó el Rey Católico, hallándose en Jaen, que para precaver en adelante semejantes acontecimientos, se procurase levantar edificios de piedra, pues en lo antiguo una gran parte eran de madera, remunerando con exencion de dros. por espacio de veinte años á los que erigiesen fábricas de dicha materia incombustible, y permitió tambien que, entre tanto que se hiciese la reedificacion del pueblo, pudieran labrarse casas provisionales en el arenal, habiendo otorgado además á la villa merced de las rentas del Alcabalazgo y Diezmmo viejo, con otros derechos, hasta que enteramente le restaurase, como consta de una cédula dirigida aquel año mismo á Juan de Rivera, Capitan General de las fronteras de Nabarra y Corregidor de Guipúzcoa. 

6.En esta misma época y á 7 de Julio, se confirmaron por los Reyes Católicos las Ordenanzrs de la antiquísima Cofradía de Santa Catalina, llamada con otro nombre de mareantes, maestres de navíos y mercaderes, revistiendo á sus mayordomos de la jurisdiccion mercantil para conocer de causas pertenecientes al comercio y asuntos del mar; hasta la cantidad de 6.000 maravedís; pero de plauo y sin estrépito judicial, debiendo ejecutar sus sentencias el Preboste de la villa, siendo requerido por dichos mayordomos; bien que de estas sentencias se entablaba apelacion á cuatro maestres de navíos, quienes conocian en revista. Ellas son unas Ordenanzas semejantes á las que en el dia rigen á los Consulados y Cuerpos de comercio marítimos, y de aquí es tambien que la citada Cofradía está incorporada actualmente á la Casa de Contratacion y Consulado de San Sebastian, siendo sus Priores los mayordomos. Entre la coleccion de dichas Ordenanzas habia algunas muy notables, á saber; que si los mareantes llegasen al extremo de indigencia, fuesen socorridos con limosnas de los cofrades hasta ser compelidos estos por los mayordomos: que ningun navío pudiese cargar, ni descargarse los dias festivos en el muelle, sin licencia de los Vicarios de Santa María y San Vicente, pena de 200 maravedís, para reparo del mismo muelle, lo cual disponia tarmbien así la Ordenanza de la villa, confirmada por el Rey Enrique IV en 1447: Que todos los navíos de mareantes de la villa contribuyesen con uno por ciento de sus ganancias para misas de la Cofradía y reparos del muelle.... Para fomento del comercio de San Sebastian, habian expedido los mismos Reyes Católicos cédula el propio año de 1489, concediendo hubiese mercado en ella todos los sábados del año.

7. En el de 1 500 emanó una provision de los mismos Reyes, hallándose en Valladolid, y mandando que los señores de la torre de Murguia en Astigarraga se abstuviesen de exigir derecho de peaje y portazgo á los vecinos de San Sebastian por el paso det, puente de Ergobia, lo cual se confirmó por otra sentencia arbitraria dada en la Casa Concejil de San Sebastian á 18 de Diciembre del referido año, contra las pretensiones de D.a Catalina de Ayerdi, dueña del mismo solar de Murguia, nada conformes á las libertades y fueros de la provincia de Guipúzcoa.

8. El año de 1502 vinieron á España desde Alemania los principes D. Felipe I y D.a Juana, hija de los Reyes Católicos, para cuyo recibimiento hizo la villa de San Sebastian, así como lo restante de la provincia de Guipúzcoa, magnificos preparativos, correspondientes á personas de tan soberana gerarquía, quienes entraron en Fuenterrabia á 29 de Enero, habiendo concurrido gente inmensa de diversas naciones y provincias, y continuaron su viaje por la de Guipúzcoa y Alaba Castilla, siendo los que vinieron por la Corte å recibir á los príncipes, D. Bernardo Rojas y Sandoval, el Condestable, Duque de Nájera y D. Gutierre de Cárdenas.

9. Hácia principios del siglo XVI, y año de 1512, mientras D. Fadrique de Toledo, Duque de Alba, conquistaba el Reino de Nabarra y los valles de Roncal y Aczcoa, entró en San Sebastian y su canal de Pasajes un grande armamento del Rey Enrique VIII de Inglaterra, соligado con su suegro D. Fernando el Católico, trayendo hasta 8.000 flecheros bajo el mando del General Dorsset, con el fin de ayudar al Duque de Alba en la dicha conquista de Nabarra, é invadir despues á la provincia de Guiena, sobre la cual pretendia tener derecho el mismò Enrique VIII. Para cuando llegase esta escuadra á San Sebastian, estaba ya en ella D. Fadrique de Portugal, Obispo de Sigüenza, con quien se abocó Dorsset. Antes que arribase la Armada Británica, ya habia escrito el Rey Católico á la villa de San Sebastian desde Búrgos se hiciesen moler desde luego 15.000 fanegas de trigo para su tripulacion y gente de guerra, añadiendo se enviarian más bastimentos para el mismo fin. Viendo Dorsset que el Duque de Alba continuaba en la conquista de Nabarra sin hacer caso de la expedicion contra Guiena, y que por otra parte se. acercaba el invierno, levantó las áncoras, y volvió á Inglaterra, despues de haber hecho algun daño en San Juan de Luz y otros pueblos comarcanos de Francia, sin embargo de que el mismo Duque de Alba le habia avisado desde San Juan de Piedeport, se dirigiese á sitiar á Bayona; bien que algunos otros, como Antonio de Nebrija, creyeron haber sido sobornados con dinero los ingleses para abandonar la empresa de Nabarra.

10. Este mismo año de 1512, nuevamente vemos acometida á San Sebastian por un ejército francés de 15.000 infantes y 400 caballos, que comandaba Cárlos, Duque de Borbon, aquel guerrero insigne, que en tiempos adelante pasó al servicio de España, desnaturalizándose de Francia, y trágicamente fué muerto al tiro de un arcabuz en el asalto de Roma bajo el Pontificado de Clemente VII, año de 1526, cuando intrépido escalaba el primero la muralla. Este ejército, pues, en el cual se hallaba tambien el Delfin y despues Rey de Francia Francisco I, bien que quedó en Nabarra con parte de las tropas auxiliares, á favor del desentronizado D. Juan de Labrit, habiendo quemado primero á Irun, Oyarzun, Rentería y Hernani, sè plantó en 17 de Noviembre sobre Oriamendi, monte pequeño, que dista de San Sebastian tres cuartos de legua hácia el Mediodía, y acercándose á los muros de la villa, puso formal sitio contra ella, cuyos vecinos, comandados por D. Juan de Aragon, nieto del Rey Católico, quien se hallaba de tránsito para Flandes, juntamente con D. Juan de Lanuza, hicieron una gloriosa defensa, abandonando en primer lugar á la voracidad de las llamas hasta 166 y mis casas en los arrabales, para que no se aprovechase el enemigo alojándose en ellas, el cual, vista la no esperada determinacion de los sitiados levantó el cerco de allí á dos dias, que fué el 19 del mismo mes, cuya plausible victoria celebra todos los años el Ilustre Clero de San Sebastian con solemnes preces dirigidas al Ser Supremo, yendo en procesion por entre las murallas antiguas y modernas. Todo lo referido consta de dos Reales cédulas otorgadas por la Reina D.ª Juana, la una á favor de la provincia, y la otra de la ciudad, haciéndole gracia de 64.000 maravedís en remuneracion de sus servicios, sobre las alcabalas de la villa de Segura y de la misma ciudad, expedida en Madrid á 23 de Marzo de 1514. Todo ello lo refieren tambien Mariana, Garibay y Zurita, y éste último asegura haber mirado tanto el Rey Católico por la conservacion de la plaza de San Sebastian, que mandó á Gomez Butron, Nartin Ruiz de Abendaño y al Capitan Villalba pasasen á socorrerla desde Pamplona, entendiendo que no importaba ménos aquello que todo e! Reino de Nabarra; bien que no fueron necesarias las tropas auxiliares con que venian dichos Jefes, ni tampoco las de los Condes de Salvatierra y Oñate, por la arrebatada fuga que hicieron los franceses. Merece inmortal memoria la valerosa respuesta que durante este sitio dieron los vecinos de San Sebastian al enemigo, pues habiéndoles este requerido por un trompeta rindiesen la villa, amenazando de lo contrario llevarlo todo á sangre y fuego con el último rigor de la guerra, respondieron constantemente que ántes moririan víctimas de la lealtad en servicio de su soberano, que manchar su nombre y repиtacion con tan intempestiva entrega de la plaza, y entónces fué cuando, para mayor desengaño del trompeta, quemaron las casas del Arrabal donde habia almacenados muchos géneros, por consejo del Corregidor Vela-Nuñez.

11. Una de las más señaladas pruebas que ha dado San Sebastian de su lealtad incontrastable á los Reyes de Castilla, vió España el año de 1521, cuando alborotado el Reino con aquellas facciones de comuneros, llegó á titubear la fidelidad nacional en muchas ciudades de la Monarquía. Siendo San Sebastian el pueblo más distinguido de Guipúzcoa, fuć repetidas veces instigado por otros desleales de Castilla, para que entrase al espíritu de partido, y se ligase con ellos, siguiendo la bandera de la rebelion. Horrorizado de tan infame sugestion de los insurgentes ¿qué hace? Junta todo el vecindario, y entrando en la iglesia matriz de Santa María, se expone al público el Augusto Sacramento sobre las incruentas Aras, y postrándose todos á la presencia del Ser Supremo Dios de la Paz, protestan y juran ser leales á su Rey hasta derramar la última gota de su sangre, y no adherirse á las ciudades comuneras infieles á su monarca, echando este religioso sello á la invicta constancia de sus generosos corazones. Digna demostracion de pechos heróicos, y que tuvo por panegirista al mismo Emperador Cárlos V, en su Régio Diploma de 13 de Abril de 1522, en que dió el timbre de Noble y Leal å la villa de San Sebastian, así por esta particular fineza de sus hijos, como por haber amparado dentro de sus muros al Corregidor Licenciado Acuña, perseguido por algunos descontentos, no dudando asegurar el Emperador, que San Sebastian y sus vecinos habian sido uno de los primeros lugares que señalaron en su servicio, bien que tuvo que sufrir mucho por la insolencia de los comuneros, cuyo arrojo ejecutó grandes destrozos en las haciendas y heredades de extramuros, como lo atestigua la relacion que se conserva en el archivo, de los daños que causaron, y de lo que escribe Sandoval en la Historia de Cárlos V al año de 1521. Tiempos adelante dieron sentencia los Alcaldes de Corte Herrera y Bribiesca en Granada, para que resarciesen á los vecino de San Sebastian ls perjuicios, varias personas adheridas á los comuneros, cuyos nombres omitimos por evitar el sonrojo á sus sucesores. No se manifestó menos ardiente toda la provincia de Guipúzcoa en servicio del Rey en tan terrible constitucion en que fluctuaba la monarquía. No faltó una ciudad de las primeras de Castilla que se atrevió á sugerirle en términos los más insolentes, que diese favor á los Comuneros, enviando gente para el ejército que dicha ciudad levantaba so color de poner remedio á los daños que padecia la nacion, por ausencia de Cárlos V, á cuyo fin remitia un resúmen de capítulos que se habian de deliberar en la Junta de Avila por los malcontentos. A una persuasion tan revoltosa respondió la provincia desde las Juntas de Uzarraga con un gallardo laconismo, que dejó confusa á la ciudad seductora, desengañándola sobre sus inicuos intentos

12. Acrecentábanse los servicios hechos por San Sebastian á la Corona de Castilla, cuando el mismo año'de 1521 se hallaba sitiada Fuenterrabía por el ejército del Almirante de Francia Bonibet en despique de la derrota de Mr. Esparroso en la batalla de Noain junto á Pamplona, en cuya accion se contaban hasta dos mil guipuzcoanos, despues de la fatal jornada de Logroño, agriando más el sentimiento, el haber sido excluido de la sucesion á la Corona de Nabarra Enrique de Labrit. No atreviéndose, pues, á socorrer á Fuenterrabía por el puntal de Higuer varios barcos y pinazas que iban surtidos de gente y municiones, solo los de San Sebastian tuvieron arrojo de meter en la plaza con diversas azabras los bastimentos y pertrechos necesarios y 600 hombres en cada socorro, palpando la muerte á los ojos, y haciendo destrozo en los sitadores, quienes en número de más de dos mil arçabuceros se oponian á la entrada, segun se ve en la citada Real Cédula de 13 de Abril de 1522.

13. El mismo año de 1522 recibió la ciudad, con fecha 6 y 10 de Enero, cartas de los Gobernadores del Reino que estaban en Vitoria: en la primera hacia tanto honor el Cardenal Cisneros á dicha ciudad, entónces villa, que se firmaba vuestro amigo el Cardenal Jimenez: expresion que demuestra en qué predicamento se hallaba entónces San Sebastian. En la segunda carta avisaron los Gobernadores haberse mandado al Capitan Mendoza pasase à entender en los reparos del Castillo de la Mota, y que vinicsen á la defensa de la plaza todos los artilleros que fuesen menester para su seguridad, y que se enviarian al mismo fin gentes de á pié y de á caballo; que se habia provisto se condujesen á la misma plaza I0.000 fanegas de trigo de Santander, y cien quintales de pólvora de Búrgos. Otra carta recibió tambien con fecha de 15 de Enero D. Pedro Fernandez Bobadilla, Capitan General de la Armada, intimándole los Gobernadores del Reino no embargase para el servicio de dicha Armada algun bajel de San Sebastian de los que se empleaban en conducir bastimentos para provision de sus vecinos, porque la conservacion de dicha villa importaba más que otra cosa alguna que entónces se podia hacer con la Armada. Al mismo tiempo se habian cоmunicado órdenes á las villas de Deva, Guetaria, Motrico, Žarauz, Zumaya, Cestona, Plasencia, Bilbao, Lequeitio, Elorrio, Ondarroa y Portugalete, para que, caso que cercasen á San Sebastian los franceses, quienes estaban apoderados de Fuenterrabía, la socorriesen con gente y bastimentos, á la disposicion de D. Beltran de la Cueva, Cаpitan General de la Provincia. Hallábase este en San Sebastian, enviado por el Emperador, y habiéndole requerido Juan Perez de Azcue y Miguel de Ambulodi, hombres acreditados, fuese á reprimir las correrías que los franceses de Fuenterrabia hacian en la comarca, amenazando sorprender segunda vez al castillo de Beobia, respondió aquel Jefe haberle enviado el Emperador más á defender la villa de San Sebastian, que á la tierra llana,' bien que reconociendo el valor de los naturales, emprendió jornada hácia Irun, en cuyas inmediaciones consiguieron los nuestros la célebre victoria llamada de San Marcial, y fueron obligados los franceses á levantar el asedio de Beobia, habiendo perecido muchos de ellos en los desfiladeros de montes, y al vadear arrebatadamente el rio Bidasoa. Este año mismo, habiendo vuelto Cárlos V á España desde Alemania, ajustados los negocios del Imperio, fueron en nombre de la villa de San Sebastian á congratularse con el Príncipe sobre su feliz llegada Pedro de Igueldo y Juan de Casanueva, quienes cumplieron su conision en Palencia, donde hallaron al Emperador, que agradeció esta atencion una Cédula expresiva dirigida á la villa.

14. Despues que el año de 1524 se habian apoderado el Condestable de Castilla D. Iñigo Fernandez de Velasco, el Príncipe de Orange y el Maestre de Campo D. Sancho de Leiba, de Salvatierra de Bearne; y venian á sitiar á Fuenterrabia, que aun estaba en poder de los franceses, avisó dicho Condestable á San Sebastian se le proveyese de bastimentos de que se hallaba exhausto el ejército, y sirvió la villa con celo, sin perdonar á costosas diligencias, tanto, que si ella no hubiese acudido con siete embarcaciones cargadas de todo género de víveres, que fueron á parar å San Juan de Luz bajo el mando de Juan Pеrez de Hua, aseguran hnbiera corrido peligro de perecer todas las tropas, que eran de 2.1.000 hombres, y estaban agotadas de provisiones, habiendo muerto mucha gente y caballos, así por hambre como por la intemperie del país; y además se estableció un hospital militar en San Sebastian á donde venian á curarse innumerables enfermos infi. cionados de cierta lue epidémica, á quienes asistió la villa con todo lo que. fuese'menester para su alivio, y aun resultó que el contagio se propagase en el mismo pueblo, sacrificándose hasta la salud pública en servicio del Emperador, quien por este tiempo se hallaba en Vitoria dando sus órdenes; y se cuenta por raro fenómeno, que un incendio ocurrido casualmente desvaneció por entero los progresos de la epidemia, purificándose el ambiente de la maligna fermentacion de que estaba impregnado. El siguiente año de 1525, entre los demás guipuzcoanos, fueron 600 hombres de San Sebastian å la jornada de San Juan de Luz, comandados por Sancho Martinez de Leiba, habiéndose distinguido en la toma de aquel pueblo, y del palacio ó Casa fuerte de Urtubia.

15. Fué caso ruidoso en Europa la prision del Rey Francisco I de Francia en la accion de Pavía, ejecutada, entre otros, por Juan de Urbieta, natural de Hernani, como además de las historias que lo refieren, consta por una certificacion del mismo Rey Francisco, dada á Urbieta, quien dejó capilla propia en el claustro de Santa María de San Sebastian. Habiéndose mantenido en Madrid, á donde fué trasladado el prisionero monarca, al fin se ajustó su rescate con Cárlos V'el año de 1526, y antes que volviese á entrar en Francia, estuvo detenido cinco dias en San Sebastian bajo la custodia del Virrey de Nápoles, quien entendiéndose con la villa, mandó poner algunos hombres de resguardo en el muelle y puerta de Santa Ana, para que nadie subiese á la sierra del Castillo de la Mota, mientras el Rey estuviese en la dicha villa: cosa que hasta ahora no sabemos haya advertido historiador alguno, pero que consta por registros de aquel año.

16. En el de 30, habiendo conferido el Emperador con su hermano Fernando, Rey de Romanos, sobre levantar un poderoso armamento contra el turco, fué enviado á Guipúzcoa y Bizcaya por la Emperatriz D.ª Isabel, Ochoa de Salazar, para que se aprestasen hasta mil hombres de guerra escogidos y prácticos en la carrera del mar. Habia solicitado esta marinería bascongada dicho Rey Fernando, porque sabia, asegura Sandóval, cuán valiente y para cuánto era.' Son tambien notorias las proezas que el Capitan Christan de Ugarte, natural de Oyarzun, y otros guipuzcoanos, ejecutaron en 1535 cuando la célebre expedicion contra Goleta, de que trata el mismo Sandóval, y Zaldivia en sus manuscritos.

17. Cuando el año de 1539 hizo Cárlos V aquel arrojo de ir por Francia á Flandes, con el fin de apaciguar los tumultos de Gante, pátria suya, fiando en el salvo-conducto que le otorgó el emulo de sus glorias Francisco I, quien, á pesar de su hombría de bien, no dejaba de estar ulcerado de la pasada desgracia, al atravesar el Emperador la Provincia de Guipúzcoa se detuvo en San Sebastian, á donde vino en posta, y vestido de luto por el reciente fallecimiento de la Emperatriz el 27 de Noviembre, hospedándose en las casas del Secretario Idiaquez. Se le hicieron por la villa grandes preparativos para su recibimiento, y al entrar en ella estaba formado un gallardo escuadron de 1500 hombres bien armados y todos vestidos de luto con capotes de terciopelo negro, y en igual forma se le habia recibido por la Provincia en el puerto de San Adrian, donde le hizo arenga en nombre de ella el Bachiller Estensoro. El César reconoció en esta ocasion el canal de Pasajes, y la torre-fortaleza de la Ciudad que le predomina, y despues pasó por Lezo á Fuenterrabía, habiendo andado dicho canal en un barco tirado á remolque de otros cuatro, y todos cubiertos de terciopelo negro, en que iba embarcado tambien el Duque de Alba. En Fuenterrabía se detuvo el Emperador la noche de 27 de Noviembre, y al siguiente dia pasó por mar á Biarritz, puerto de Francia, donde le aguardaba el Delfin con el Condestable Montmorency, y allí mismo vió matar una gran ballena, con particular complacencia de la destreza de los marineros, y habiendo disfrutado de este espectáculo, que entónces ofreció una rara casualidad, entró en Bayona, siendo recibido con pálio, y entregándole las llaves de la Ciudad el Arzobispo de Burdeos, acompañado de otros Obispos, y en demostracion de regocijo se dió soltura á todos los presos, segun se habia ejecutado tambien en la provincia. El gracioso pasaje ocurrido entre el Emperador y Cárlos, Duque de Orleans, al entrar aquel en Francia, le refieren Sandóval y el continuador de Mariana.'

18. Rompió nueva guerra Francisco I, año de 1542, contra Cárlos V, resentido de haber sido interceptados al vadear el Pó dos confidentes que, con título de Embajadores iban al turco, el uno Fragoso Genovés, y el otro Antonio Rincon, español, quienes, conducidos a Pavía, fueron muertos, cuyo hecho dió bastante que hablar á los publicistas; pero habiendo sido el teatro de la guerra en el Piamonte, Flandes y Perpiñan, no ocurrió particular encuentro por estas fronteras, sin embargo de los contínuos recelos, y sólo sí fueron enviados por la provincia de Guipúzcoa hasta 2000 hombres para defensa de Perpiñan. Es verdad que entre Bayona y Bidasoa habia el mes de Agosto un ejército de 50.000 hombres, que amenazaban sitiar á San Sebastian, á quien comunicaron esta noticia el Capitan General de Guipúzcoa D. Sancho de Leiba, D. Felipe de Lazcano, Señor del palacio del mismo nombre y ahijado del Rey D. Felipe I y la villa de Rentería, cuyos tres avisos llegaron á un mismo tiempo, añadiendo el primero que ya empezaban las tropas francesas á vadear el rio Bidasoa, y que así se pusiese la villa en estado de defensa, quedando al cuidado del mismo D. Sancho de Leiba hacer lo posible desde Fuenterrabía, en cuya plaza residia, para la seguridad de San Sebastian. Con efecto, apurada la villa con el peligro de invasion, tomó providencias las más ejecutivas para sufrir los rigores del sitio, hallándose prontos sus vecinos á morir padre por hijo en servicio del Emperador, á quien habiéndole pasado expreso á Monzon donde estaba, ponderándole la crítica situacion de la dicha villa, respondió S. M. con fecha de 17 de Agosto, asegurando cuánto deseaba estuviese provista la plaza de San Sebastian de gente y municiones, para lo cual habia enviado dineros á D. Sancho de Leiba, y que estaría con cuidado hasta saber que la dicha villa se hallaba bien surtida, á cuyo fin habia ordenado al Virrey de Nabarra Juan de Vega pusiese en camino algunas partidas de soldados viejos, y remitiese los demás posibles socorros del mismo Reino de Nabarra, interin llegaba el Condestable de Castilla, á quien se le habia nombrado Capitan General por atender á la conservacion de Guipúzcoa y Nabarra, añadiendo el Emperador estas palabras: Vosotros estad con buen ănimo y defendeos como confiamos que lo harcis, que con toda brevedad posible si viniere ejército sobre vosotros, seréis socorridos, asi por mar como por tierra, como es razon. Todo ello refiere tambien Sandóval en sustancia, quien tal vez se valió de los mismos originales que nosotros.' Es cierto no llegaron á efecto estos amagos, habiéndose dirigido las tropas francesas á otro destino, que era Perpiñan, por ver lo difícil que seria apodcrarse de las. plazas de San Sebastian y Fuenterrabía, segun los preparativos de defensa que se iban haciendo, pues ya el Emperador habia mandado al Condestable de Castilla pasase á Vitoria donde se habia de engrosar nuestro ejército, y ordenó tambien estuviesen prontos los socorros marítimos, agregándose los bajeles de Guipúzcoa y Bizcaya á un navio de la religion de San Juan que estaba en el puerto de San Sebastian bien artillado, у además estaba dispuesto, que, en lugar del Capitan Villaturriel, quien se hallaba enfermo de gota, entrase en la plaza el Conde de Oñate con algunas pertidas de soldados veteranos, á quienes seguian D. Prudencio Avendaño, D. Juan Alonso Mújica y D. Juan de Arteaga con otros nobles guipuzcoanos, bizcainos y alabeses.

19. Habiéndose descubierto desde Fuenterrabía en 8 de Julio de 1544 una Armada francesa de más de 30 navíos, avisó de ello el Capitan General D. Sancho de Leiba á D. Alvaro Bazan, que habia venido á juntar en las costas de Guipúzcoa, Bizcaya y Santander los bajeles que podia, para aumentar la escuadra española, y todos unidos consiguieron aquella famosa victoria el 25 del mismo mes cerca de Galicia, y se hallaron en la accion hasta 50o arcabuceros, enviados desde Guipúzcoa con el Capitan Pedro de Urbina.

20. Siendo todavía Príncipe de Asturias Felipe I, recibió órdenes suyas la villa de San Sebastian, año de 1553, para que saliesen los armadores de ella å perseguir once navíos, de los cuales los cuatro con otros dos corsarios franceses que zarparon de San Juan de Luz, habian hecho en la Isla Española y otras inmediatas mucho daño, robando cantidades de oro, plata, cueros y azúcares, avaluados en más de cien mil ducados, que, segun rumores, volvian triunfantes á invernar en Francia, por donde se entenderá la pujanza marítima que en aquellos tiempos tenia San Sebastian, cuando se le encargaba una empresa como esta.

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